Las primeras pruebas documentales se fechan en el s. XI y en el s. XIII. Con la Carta Puebla de Valdés, otorgada por el rey Alfonso X “El Sabio”, Luarca se consolida también como puerto ballenero.
Desde el s. XIV la villa se desarrolla como puerto comercial y a finales del s. XVIII se convierte en el tercero en importancia de Asturias. Hasta mediados de ese siglo también contaba con un astillero para la construcción de barcos. El velero “La Favorita”, armado en ese mismo astillero, ostenta el récord de velocidad de un velero en cruzar el Océano Atlántico, realizando la travesía en tan sólo 17 días.