Está considerado como uno de los cementerios más hermosos de España tanto por su ubicación privilegiada en el promontorio de La Atalaya -lugar desde el que se obtienen unas magníficas vistas del mar y los acantilados-, como por los panteones modernistas y capillas funerarias que alberga. En este camposanto descansan los restos del ilustre luarqués D. Severo Ochoa, galardonado con el Premio Nobel de Medicina en 1959.