Se sitúa en el promontorio de La Atalaya sobre acantilados, y sus orígenes se remontan al s. XIII. Está consagrada a la Virgen de La Blanca que, según cuenta la leyenda, se les apareció en una cueva que se halla bajo este cerro a unos pescadores que faenaban por la zona; y al Buen Jesús Nazareno, por el que los habitantes del concejo sienten gran devoción. En torno a este pequeño templo nació la popular Semana Santa luarquesa, que se remonta a finales del s. XVII. En esta época moraba en los alrededores de la capilla un ermitaño llamado Juan de la Cruz, que fundó en 1695 la “Real Cofradía del Nazareno”.